Dra. María Eugenia Yadarola.
Doctora en Ciencias de la Educación. UNC. Presidente de la Fundación Síndrome
de Down para su Apoyo e Integración -FUSDAI-. Directora del Equipo
Interdisciplinario de Tutoría de la Integración de FUSDAI. Profesora en el Posgrado
de Universidad Tecnológica Nacional y en la Universidad Nacional
de Córdoba y Profesora de Grado en la Universidad Católica
de Córdoba. Córdoba. ARGENTINA, Colaboradora de Avesid CARABOBO
SENSIBILIDAD SOCIAL:
INCLUSION EN TODOS LOS AMBITOS
Orientarnos hacia la
inclusión implica proyectarnos hacia una sociedad diferente, una sociedad que
respeta y considera a todos y cada uno de sus miembros; una sociedad para la
cual todas las personas son ciudadanos de pleno derecho, tengan o no una
discapacidad.
Sin embargo, hoy
requerimos defender los derechos de las personas con discapacidad a estar
incluidos; más aún se podría afirmar que la inclusión es más un ideal a
alcanzar ya que las prácticas actuales, en su mayoría, parecen excluirlos y
marginarlos.
Múltiples son los
obstáculos que se atraviesan a la inclusión. Uno de ellos es la falta de
conciencia social de la importancia de abrir todos los espacios a la inclusión,
dejando de lado las miradas lastimeras y las acciones meramente
asistencialistas que coartan una plena inclusión.
La inclusión refiere a
todos los ámbitos de la vida social:
· Inclusión familiar: el niño, joven o adulto con discapacidad
formando parte de su familia como uno más. Es aquel que ocupa un lugar valioso,
de amor, de diálogo, considerando sus necesidades especiales, los apoyos que
requiere, pero sin perder de vista las
necesidades de todos.
· Inclusión educativa: porque la persona con
discapacidad tiene derechos a ingresar, permanecer y egresar de una escuela
común, a un aula común, aprendiendo y desarrollándose junto a sus compañeros
comunes, relacionándose, respetándose, haciendo amistades que perduren a lo
largo de la vida. Por sobre todo, aprendiendo a vivir los valores de la
equidad, respeto, solidaridad, justicia.
Con posterioridad la
persona con discapacidad podrá acceder a estudios de nivel superior, de acuerdo
a sus deseos y las oportunidades del medio. Ahora bien, todos deberán continuar
aprendiendo a aprender, desarrollando su competencias en forma permanente, como
cualquier persona, lo que no significa una escolaridad permanente sino,
estudios de cursos, realización de deportes, etc., en instituciones, clubes y
centros comunes que continúen
favoreciendo su inclusión social y educativa.
·
Inclusión laboral: el joven o adulto con discapacidad
tiene derecho a una inclusión en el ámbito laboral común, un trabajo digno,
adecuado a sus posibilidades y que le ayude a desenvolverse con
autodeterminación y autonomía creciente. Para lo cual necesitará aprender a
desenvolverse en las tareas requeridas, desde una propuesta de capacitación en
el mismo lugar de trabajo, es decir, en ese ámbito de la empresa o la
institución común en donde se incorporará, con apoyos de profesionales más
sistemáticos en un inicio y más esporádicos luego, hasta lograr la autonomía
deseada y la plena inclusión laboral.
·
Inclusión social y cultural: en actividades
recreativas, deportivas, religiosas, etc. es decir, en cualquier actividad
social y cultural las personas con discapacidad deben estar plenamente
incluidas realizando dichas tareas con compañeros sin discapacidad.
Resulta por tanto
importante sensibilizar a la comunidad toda, para que cada vez sean más los
espacios inclusivos y respetuosos de la diversidad.
FAMILIA Y SD: APOYO Y
LIDERAZGO
Las familias son, sin duda, quienes sientan las bases para el
desarrollo e inclusión de su hijo/a con discapacidad.
Las familias de un hijo/a con discapacidad son
quienes primero deben brindarle un ambiente de amor y cuidado, ofrecerle los
apoyos adecuados para su desarrollo armonioso; son quienes deben promover que
su hijo/a sea incluido en su propio seno y, más aún, incluido en la escuela
común, en un trabajo en una empresa del medio, en la comunidad. Son las familias,
junto a las personas con discapacidad, quienes tendrán que ejercer un verdadero
liderazgo en la defensa de los derechos de sus hijos con discapacidad.
Ejercer un liderazgos implica tomar decisiones: dejar
de lado propios perjuicios o viejos esquemas, dejar de lado actitudes
conformistas, o pesimistas, para poder asumir el compromiso de transformar la
realidad, sea la realidad individual del propio hijo o, sea la realidad de
otras personas con discapacidad del vecindario, de la provincia, del país…
Si
bien podríamos enumerar muchos tipos de decisiones que llevamos adelante, me
interesa aquí diferenciar tres tipos principales:
·
Decisiones Determinadas:
cuando las familias toman decisiones por la influencia que ejerce las políticas
vigentes, los usos, las costumbres, o por influencia de algún profesional, u
persona allegada. En estas decisiones hay un conformismo de fondo, que no da
margen al cambio, a la evolución, a la mejora.
· Decisiones Reflexivas: cuando
toman decisiones evaluando alternativas, opciones, escuchando sugerencias y
tomando una postura crítica.
· Decisiones Creativas: Cuando
como familias críticas y reflexivas adoptan la decisión de cambiar el contexto,
ampliar opciones y alternativas, creando oportunidades y posibilidades para sus
hijos con discapacidad.
Es de destacar que este proceso de tomar decisiones está basado en los
valores y percepciones que como personas u organizaciones tenemos, e incluye la
consideración de alternativas y opciones existentes o posibles de crear, y que
demanda, además, una evaluación periódica de nuestras decisiones y sus
consecuencias.
Para ejercer un verdadero liderazgo hacia una plena inclusión, las
familias deben ir tomando decisiones creativas con sus consecuentes acciones
que favorezcan la transformación del contexto tanto para beneficio del propio
hijo/a como para el de otros chicos con discapacidad, en beneficio de la
construcción de esa sociedad más inclusiva anhelada.
Lo más importante es tener claro el ideal a alcanzar “mejorar la
calidad de vida de las personas con discapacidad y favorecer su plena inclusión
familiar, escolar, laboral y social”
APRENDIZAJE EN ESCUELA
ESPECIAL Y ESCUELA REGULAR
La escuela especial surge
en respuesta a un enfoque tecnisicista de la educación que consideraba a la
conducta un resultado determinado por la enseñanza y ponía el acento en la
uniformidad de propuestas educativas para lograr el efecto; ponía el acento en
la clasificación de los sujetos de acuerdo a sus capacidades y su coeficiente
intelectual para poder ubicarlos en escuelas separadas, cada una homogéneamente
considerada. Separó a la población en normales y anormales y, entre ellos, otras clasificaciones más. Es así que
surgieron, por un lado, las escuelas normales y, por el otro lado, escuela especiales
para discapacitados intelectuales leves, otras para los moderados, para
profundos, para ciegos, para sordos, para los discapacitados motores, para los
multi-impedidos, etc.
Dicho enfoque de
educación desconsideró el contexto como elemento determinante en la definición
de las situaciones educativas, ya que tomó a la discapacidad como una condición
sólo individual del sujeto.
Sin duda, las escuelas
especiales fueron un importante paso en el pasado, porque fueron un espacio de
educación en un momento que no se abrían las escuelas comunes para las personas
con discapacidad.
El enfoque crítico y contextual
de la educación modifica hoy la mirada hacia las personas con discapacidad y
sobre cómo es mejor educarlas. La discapacidad es un concepto histórico,
interactivo y dinámico, que resulta de las barreras que el medio le presenta a
la persona que tiene alguna deficiencia. Así Convención sobre los Derechos de
las Personas con Discapacidades (2006) inicia “Reconociendo que la discapacidad es un concepto que evoluciona y que
resulta de la interacción entre las personas con deficiencias y las barreras
debidas a la actitud y al entorno que evitan su participación plena y efectiva
en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás”
Este enfoque además se
basa en la necesaria modificación del entorno social y educativo para pueda
incluir a todos, respetando y atendiendo la diversidad dentro del ámbito de la
escuela y el aula común.
La escuela regular o
común, es una oportunidad de aprendizaje enriquecido y mucho más favorable que
aquel que puede desarrollarse dentro del ámbito de las escuelas especiales, tanto
para las personas con discapacidad, como para el resto del alumnos.
Precisamente mi Tesis Doctoral (Yadarola,
1996), comparó el desarrollo psicosocial y los aprendizajes de los niños con síndrome
de Down integrados en escuelas comunes con aquellos de escuelas especiales. Las
principales conclusiones fueron:
·
“A
mayor Integración psicosocial del niño en diversos ámbitos (fliar., escolar,
comunal, etc.) mayor es su posibilidad de desarrollo psicosocial. A su vez, a
mayor desarrollo psicosocial, mayores posibilidades de ampliar sus ámbitos de
Integración psicosocial”
·
“
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