SENSIBILIDAD SOCIAL: INCLUSION EN TODOS LOS AMBITOS

24 nov 2013


Dra. María Eugenia Yadarola.

Doctora en Ciencias de la Educación. UNC. Presidente de la Fundación Síndrome de Down para su Apoyo e Integración -FUSDAI-. Directora del Equipo Interdisciplinario de Tutoría de la Integración de FUSDAI. Profesora en el Posgrado de Universidad Tecnológica Nacional y en la Universidad Nacional de Córdoba y Profesora de Grado en la Universidad Católica de Córdoba. Córdoba. ARGENTINA, Colaboradora de Avesid CARABOBO


SENSIBILIDAD SOCIAL: INCLUSION EN TODOS LOS AMBITOS

Orientarnos hacia la inclusión implica proyectarnos hacia una sociedad diferente, una sociedad que respeta y considera a todos y cada uno de sus miembros; una sociedad para la cual todas las personas son ciudadanos de pleno derecho, tengan o no una discapacidad.
Sin embargo, hoy requerimos defender los derechos de las personas con discapacidad a estar incluidos; más aún se podría afirmar que la inclusión es más un ideal a alcanzar ya que las prácticas actuales, en su mayoría, parecen excluirlos y marginarlos.
Múltiples son los obstáculos que se atraviesan a la inclusión. Uno de ellos es la falta de conciencia social de la importancia de abrir todos los espacios a la inclusión, dejando de lado las miradas lastimeras y las acciones meramente asistencialistas que coartan una plena inclusión.
La inclusión refiere a todos los ámbitos de la vida social:
·      Inclusión familiar: el niño, joven o adulto con discapacidad formando parte de su familia como uno más. Es aquel que ocupa un lugar valioso, de amor, de diálogo, considerando sus necesidades especiales, los apoyos que requiere, pero sin perder de  vista las necesidades de todos.
·  Inclusión educativa: porque la persona con discapacidad tiene derechos a ingresar, permanecer y egresar de una escuela común, a un aula común, aprendiendo y desarrollándose junto a sus compañeros comunes, relacionándose, respetándose, haciendo amistades que perduren a lo largo de la vida. Por sobre todo, aprendiendo a vivir los valores de la equidad, respeto, solidaridad, justicia.

Esta inclusión se inicia en el jardín de infantes, continúa en la escuela primaria  y luego en el secundario común. El alumno con discapacidad debe poder participar detodas las actividades escolares, aprender de todas las materias, para lo cual el currículum común deberá ajustarse a la diversidad de alumnos para que todos puedan apropiarse de él dentro del aula común. El aula común es el aula para todos, con todos y en todo momento.

Con posterioridad la persona con discapacidad podrá acceder a estudios de nivel superior, de acuerdo a sus deseos y las oportunidades del medio. Ahora bien, todos deberán continuar aprendiendo a aprender, desarrollando su competencias en forma permanente, como cualquier persona, lo que no significa una escolaridad permanente sino, estudios de cursos, realización de deportes, etc., en instituciones, clubes y centros comunes  que continúen favoreciendo su inclusión social y educativa.
·        Inclusión laboral: el joven o adulto con discapacidad tiene derecho a una inclusión en el ámbito laboral común, un trabajo digno, adecuado a sus posibilidades y que le ayude a desenvolverse con autodeterminación y autonomía creciente. Para lo cual necesitará aprender a desenvolverse en las tareas requeridas, desde una propuesta de capacitación en el mismo lugar de trabajo, es decir, en ese ámbito de la empresa o la institución común en donde se incorporará, con apoyos de profesionales más sistemáticos en un inicio y más esporádicos luego, hasta lograr la autonomía deseada y la plena inclusión laboral.
·        Inclusión social y cultural: en actividades recreativas, deportivas, religiosas, etc. es decir, en cualquier actividad social y cultural las personas con discapacidad deben estar plenamente incluidas realizando dichas tareas con compañeros sin discapacidad.

Resulta por tanto importante sensibilizar a la comunidad toda, para que cada vez sean más los espacios inclusivos y respetuosos de la diversidad.

FAMILIA Y SD: APOYO Y LIDERAZGO

Las familias son, sin duda, quienes sientan las bases para el desarrollo e inclusión de su hijo/a con discapacidad.
Las familias de un hijo/a con discapacidad son quienes primero deben brindarle un ambiente de amor y cuidado, ofrecerle los apoyos adecuados para su desarrollo armonioso; son quienes deben promover que su hijo/a sea incluido en su propio seno y, más aún, incluido en la escuela común, en un trabajo en una empresa del medio, en la comunidad. Son las familias, junto a las personas con discapacidad, quienes tendrán que ejercer un verdadero liderazgo en la defensa de los derechos de sus hijos con discapacidad.
Ejercer un liderazgos implica tomar decisiones: dejar de lado propios perjuicios o viejos esquemas, dejar de lado actitudes conformistas, o pesimistas, para poder asumir el compromiso de transformar la realidad, sea la realidad individual del propio hijo o, sea la realidad de otras personas con discapacidad del vecindario, de la  provincia, del país…
Si bien podríamos enumerar muchos tipos de decisiones que llevamos adelante, me interesa aquí diferenciar tres tipos principales:

·        Decisiones Determinadas: cuando las familias toman decisiones por la influencia que ejerce las políticas vigentes, los usos, las costumbres, o por influencia de algún profesional, u persona allegada. En estas decisiones hay un conformismo de fondo, que no da margen al cambio, a la evolución, a la mejora.
·  Decisiones Reflexivas: cuando toman decisiones evaluando alternativas, opciones, escuchando sugerencias y tomando una postura crítica.
·    Decisiones Creativas: Cuando como familias críticas y reflexivas adoptan la decisión de cambiar el contexto, ampliar opciones y alternativas, creando oportunidades y posibilidades para sus hijos con discapacidad.

Es de destacar que este proceso de tomar decisiones está basado en los valores y percepciones que como personas u organizaciones tenemos, e incluye la consideración de alternativas y opciones existentes o posibles de crear, y que demanda, además, una evaluación periódica de nuestras decisiones y sus consecuencias.

Para ejercer un verdadero liderazgo hacia una plena inclusión, las familias deben ir tomando decisiones creativas con sus consecuentes acciones que favorezcan la transformación del contexto tanto para beneficio del propio hijo/a como para el de otros chicos con discapacidad, en beneficio de la construcción de esa sociedad más inclusiva anhelada.

Lo más importante es tener claro el ideal a alcanzar “mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad y favorecer su plena inclusión familiar, escolar, laboral y social”


APRENDIZAJE EN ESCUELA ESPECIAL Y ESCUELA REGULAR

La escuela especial surge en respuesta a un enfoque tecnisicista de la educación que consideraba a la conducta un resultado determinado por la enseñanza y ponía el acento en la uniformidad de propuestas educativas para lograr el efecto; ponía el acento en la clasificación de los sujetos de acuerdo a sus capacidades y su coeficiente intelectual para poder ubicarlos en escuelas separadas, cada una homogéneamente considerada. Separó a la población en normales y anormales y, entre ellos,  otras clasificaciones más. Es así que surgieron, por un lado, las escuelas normales y, por el otro lado, escuela especiales para discapacitados intelectuales leves, otras para los moderados, para profundos, para ciegos, para sordos, para los discapacitados motores, para los multi-impedidos, etc.

Dicho enfoque de educación desconsideró el contexto como elemento determinante en la definición de las situaciones educativas, ya que tomó a la discapacidad como una condición sólo individual del sujeto.

Sin duda, las escuelas especiales fueron un importante paso en el pasado, porque fueron un espacio de educación en un momento que no se abrían las escuelas comunes para las personas con discapacidad.

El enfoque crítico y contextual de la educación modifica hoy la mirada hacia las personas con discapacidad y sobre cómo es mejor educarlas. La discapacidad es un concepto histórico, interactivo y dinámico, que resulta de las barreras que el medio le presenta a la persona que tiene alguna deficiencia. Así Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidades (2006) inicia “Reconociendo que la discapacidad es un concepto que evoluciona y que resulta de la interacción entre las personas con deficiencias y las barreras debidas a la actitud y al entorno que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás” 

Este enfoque además se basa en la necesaria modificación del entorno social y educativo para pueda incluir a todos, respetando y atendiendo la diversidad dentro del ámbito de la escuela y el aula común.

La escuela regular o común, es una oportunidad de aprendizaje enriquecido y mucho más favorable que aquel que puede desarrollarse dentro del ámbito de las escuelas especiales, tanto para las personas con discapacidad, como para el resto del alumnos.

Precisamente mi Tesis Doctoral (Yadarola, 1996), comparó el desarrollo psicosocial y los aprendizajes de los niños con síndrome de Down integrados en escuelas comunes con aquellos de escuelas especiales. Las principales conclusiones fueron:
·        “A mayor Integración psicosocial del niño en diversos ámbitos (fliar., escolar, comunal, etc.) mayor es su posibilidad de desarrollo psicosocial. A su vez, a mayor desarrollo psicosocial, mayores posibilidades de ampliar sus ámbitos de Integración psicosocial”
      ·        La Integración del niño con síndrome de Down al Aula Común favorece su integración en                  otros ámbitos y su desarrollo psicosocial” 



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